Con el fin de conocer los procesos que se han llevado a cabo sobre los bosques andinos y el estado de los mismos en la región, para analizar conjuntamente, desde los actores, los avances y oportunidades, se llevó a cabo el taller “Los Bosques Andinos de Chile, retos y desafíos para su gestión y conservación en un contexto de cambio climático”.
La iniciativa se desarrolló en el marco del cierre de los trabajos que CONAF ha llevado a cabo con la Agencia Suiza de Cooperación Internacional (COSUDE), a través del Programa Bosques Andinos.
Durante el taller participaron profesionales de la Gerencia de Bosque y Cambio Climático y de la Gerencia de Protección Contra Incendios Forestales.
El programa bosques andinos es una iniciativa de la Agencia de Cooperación Suiza para el Desarrollo, que se inició el 2014 y a la fecha está en su segunda fase (2019-2021). Es facilitado por el consorcio liderado por Helvetas Swiss Intercooperation y CONDESAN. Dentro de esta iniciativa, está inmerso el apoyo de la COSUDE a CONAF en procesos de gestión forestal, fortalecimiento, apoyo a la mejora de políticas y la promoción del fortalecimiento Sur Sur a nivel regional, donde CONAF es una entidad referente en varios aspectos de la gestión forestal.
Algunos hitos del apoyo en todo este tiempo en Chile fue el proceso de gestión comunitaria en regiones como La Araucania, la aprobación de la Estrategia Nacional de Cambio Climático y Recursos Vegetacionales, el NAMA forestal, que en sus procesos de elaboración también han permitido mejorar la información sobre la gestión forestal misma y la interacción positiva entre los actores en los tres niveles.
El Programa Bosques Andinos se creó con la finalidad que la “población Andina que vive en y alrededor de los Bosques Andinos reduzca su vulnerabilidad al cambio climático y reciba beneficios sociales, económicos y ambientales de la conservación de los bosques andinos”.
Los bosques andinos son fuente de subsistencia de las poblaciones locales, gracias a los servicios ecosistémicos que proveen, tales como el aprovisionamiento de productos forestales maderables y no maderables (madera, leña, medicinas, alimentos, etc.); el soporte a funciones ecológicas; la regulación del clima global y microclima, su capacidad de absorber, almacenar y liberar grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2); y su rol particular en la provisión de agua, debido a su capacidad para capturar el agua de la neblina, regular la escorrentía y almacenar agua en los suelos. Este conjunto de servicios ecosistémicos es esencial para el bienestar y seguridad humana.