Ingeniera agrónoma Gema Rudolph, de extensa trayectoria, deja una importante contribución en el mundo rural y la ciudad de Arica.
La despedida a una de sus más activas promotoras del Programa Arborización y funcionaria del actualmente denominado Departamento de Bosques y Cambio Climático, brindó recientemente la Corporación Nacional Forestal, CONAF.
Estamos hablando de Gema Rudolph Navarro, ingeniera agrónoma, encargada del Programa Ecosistemas y Sociedad, así como del área Género, y quien a lo largo de sus más de 38 años en CONAF tuvo diversos cargos y roles y le tocó interactuar con variadas instancias públicas y privadas, así como con colegios y juntas vecinales en el marco de la meta por arborizar Arica o forestar localidades del mundo rural.
Dinamismo y vitalidad caracterizan la personalidad de esta profesional que nos cuenta que en sus inicios le tocó participar y también coordinar acciones de plantación tamarugos, algarrobos e incluso jojoba. Era la época en que CONAF ejercía sus funciones hasta la actual región de Tarapacá y la Reserva Nacional Pampa del Tamarugal era un lugar de cometidos constantes.
Los árboles son su tema permanente y en ese ámbito fue quien recorrió el territorio promoviendo el programa de Forestación Campesina. “Tuve la oportunidad de conocer cada rinconcito de Tarapacá y Arica y Parinacota Recuerdo que cada vez que iba a terreno, anotaba las historias de las personas y cuando me correspondía volver al sector, les preguntaba por lo que me habían contado, la operación del marido, los problemas de límites prediales con los vecinos, el bautizo de la nieta, y de veras que la gente se ponía feliz”.
De sus innumerables capacitaciones destacan la que realizó en Egipto a través de una beca, relacionada con la agricultura de desierto, pero la que recuerda con mayor cariño fue la que tuvo en Bolivia sobre arborización con comunidades rurales altoandinas y de la que dice: “Fue una experiencia maravillosa, compartí con un grupo increíble y aprendí mucho”.
Ese bagaje seguramente le valió para su trabajo en la precordillera y el altiplano y del que nos dice: “Recuerdo que costaba llegar a las localidades por los caminos sin pavimento y la cantidad de tierra. Hasta los papelógrafos que llevábamos a las reuniones -ya que no en todos los pueblos había luz- llegaban arrugados y los que íbamos llegábamos absolutamente empolvados; pero ahí estábamos, haciendo reuniones a las 8 de la noche, porque era cuando la gente volvía de pastar a sus animales”.
La impronta de CONAF en la zona fue visible y concreta. Dice Gema que a la vuelta del tiempo la gente le mostraba los productos derivados. Por ejemplo, las vigas de sus casas hechas con madera de los árboles ya crecidos, o los cercos y corrales. “Soy una agradecida de Dios por haber pertenecido a esta institución y ser una servidora pública. Es satisfactorio dejar algo y eso, que se logra en equipo, ha sido maravilloso”.
El departamento al que perteneció fue cambiando de nombre a lo largo de los años, y varió desde rótulos ligados al fomento forestal hasta la actual denominación de Bosques y Cambio Climático. De tales cambios Gema Rudolph comenta que “esos ajustes muestran que CONAF no es una entidad estática, por el contrario; es muy dinámica y se preocupa de mantenerse vigente y responder o colaborar con la sociedad o las necesidades de la comunidad”.
Largo es la enumeración de las tareas y trabajos que Gema tuvo en su trayectoria laboral a la par que educaba y formaba a su hija Camila, hoy también destacada profesional ariqueña. Gema colectó semillas y plantó árboles, hace algunos años detectó la presencia de una especie nativa no registrada para el humedal de la desembocadura del río Lluta –Prosopis strombulifera-, coordinó labores de los viveros de CONAF, fue encargada de Bienestar, representante del Sindicato, participó de los comités Bipartito y de Capacitación, realizó innumerables charlas entre otras acciones, destacando especialmente en su rol desde CONAF en la Mesa de la Mujer Rural.
Arbolado y cambio climático
“Un árbol en el norte equivale a muchos árboles en la zona sur”, dice Gema enfática. “Estamos en una zona árida y necesitamos los árboles y sus beneficios”. Y agradeciendo la colaboración y acogida que le brindaron las personas, le pide a la comunidad: “No dejemos la tarea de la arborización sólo en manos de las instituciones. Todos somos responsables de minimizar los efectos del cambio climático que nos está afectando. Para mí lo importante y maravilloso de esto ha sido dejar algo y hacer reales contribuciones en ese sentido, pero es un trabajo que depende de todos”.
Seguros de que su vitalidad le llevará a nuevos caminos y proyectos, le deseamos buena “fortuna” -nombre que se le da a la especie arbustiva que Gema descubrió en el humedal del Lluta-. Plazas y calles arboladas ya son parte de su historia y contribución para Arica.